jueves, 24 de abril de 2008

Mio

Tuya soy
en un sin fin de versos.
Mía en mis intentos;
tuya por decreto.
Es así como lo veo,
es así como lo siento
y así como lo ves,
alejarme de ti no puedo.
Siento tus manos recorrer mi cuerpo
aliviando mis deseos,
adentrándose hasta los abismos,
llenándome por entero,
en medio de esta oscuridad
que me envuelve sin piedad,
que me ahoga en silencio.
Ya no puedo respirar,
se entrecorta mi aliento;
y eres tú, ave libertadora
que me llevas lejos;
más allá de las nubes,
por encima de los cielos,
regalándome el placer
de ser mío
sin serlo.

©María Irene Torres

viernes, 4 de abril de 2008

Carta a un amor imposible

Re-buscando por el mar de papeles que tengo en mi cuarto, encontré una carta que había escrito a un chico que me tenía embobada, su respuesta, y los mensajes siguientes... Creo que, a estas alturas de mi vida, puedo compartirla ahora. Lo he vuelto a ver y me sigue gustando, pero nuestros caminos siempre han estado separados... por lo que no tengo ya esperanza de poder amarle aunque sea un minuto. Firmé la carta bajo el seudónimo que utilizaba y que desde hace ya varios años dejé de utilizar por coraje. Esa es otra historia que quizás cuente después... por ahora, sólo lee...
"Jueves, 20 de julio de 2000.

Hola...
Te preguntarás quién soy y por qué te escribo. Es bien sencillo... me gustaron tus ojos. Los vi ayer por primera vez y quedé encantada con el color de ellos y tu sonrisa... ahhh!!, tu sonrisa les da ese toque tan especial que los hace resaltar... Es una lástima que tenga yo que esperar tanto tiempo para volver a verlos...

Quisiera conocerte más a fondo, saber más de ti... adentrarme en tus sentidos y pensamientos; ser parte de tu respirar. Por favor, contesta este mensaje... déjame saber que lo has recibido y leído... aunque solo me pidas que no te escriba más...

¿En dónde te he visto? En San Juan, caminando por las calles adoquinadas de esa hermosa ciudad... el azul de la camisa hacía que tus ojos se vieran más claros...

¿Quién soy? Una amante solitaria en medio de la más oscura noche esperando un enamorado que me pueda amar bajo torrenciales lluvias de pasión...

Esperaré por ti en medio de esta antigua ciudad. Te veré pasar por la plaza con tu peculiar andar y te pensaré una y otra y otra vez hasta que mi pensamiento llegue hasta ti y me haga real...

¿Dónde estoy?
En tu imaginación...

Irene Herrero"
A lo que él me respondió:

(Nota: He tenido que suprimir su respuesta, pues el autor de la misma así lo ha pedido. Lamento tener que dejar en suspenso parte de esta historia... Soy de las personas que protegen las identidades de aquellos que han vivido conmigo experiencias y situaciones para ser calladas, aunque lo "nuestro" nunca fue... Mis disculpas públicas a usted, señor.)


Varios meses más tarde me acordé de aquella cuenta desde donde le escribía a ese ser que me hacía soñar. La abrí y encontré aquel mensaje... Y le volví a escribir...

"Hola... hacía tanto tiempo que no revisaba los mensajes hasta hoy. Encontré el tuyo. Sigo rondando tu esquina, vigilando cada paso que das. Muchas fueron las veces que deseé ayudarte a estudiar, a cargar tus libros, a darte un masaje para que pudieras despejar la mente y revitalizarte. Muchas fueron, han sido y serán las veces que he deseado besar tus labios. Sentir el calor de tu mirada devastadora. He visitado aquel museo infinidad de veces con el sólo propósito de admirar tu belleza cautivante, tu exótico mirar. Seguire soñando con tus caricias sobre mi piel. Seguiré esperando el momento oportuno para escapar de este mundo irreal y materializarme frente a tí... Dejo un cálido y tierno beso sobre tus cautivantes ojos... Irene Herrero"


No recuerdo si recibí alguna respuesta de él por ese mensaje, creo que pudo haberle molestado. Mucho tiempo después no pude resistirme, tras verlo, y tuve que escribirle una vez más...

"Hola..

Te ví la semana pasada y no me atreví a acercarme por temor a un rechazo. Esta vez estabas solo. Pensativo. Quise acercarme y mirarme en tus verdes ojos, pero mi temor pudo más que mi deseo. Sé que me has visto. He decidido continuar vagando por los laberintos de tu mente, mirándote desde adentro, acariciándote el pensamiento con mis sueños. Algun día podré hacer mi voz eco de mis sentimientos y alargar hasta tí dulces vibraciones de amor.

... Amor. Que cruel suena ante la mirada triste y perdida de una solitaria amante en el umbral de su vida ante la espera de un milagro...

Me senté a tu lado sin que me vieras y dejé escapar tristes lamentos sobre el papel.

Quisiera verte en total soledad. Donde sólo yo pueda sentir la culpabilidad de este capricho. No te culpo si luego cerraras tu alma hacia mí. Si voltearas tus ojos hacia el horizonte por no ver el dolor en los míos, por no mostrarme la decepción en los tuyos.

He de retirarme antes de que lastime más mis sentidos. Por favor, permíteme la oportunidad de decirte al oído quien soy, aunque sea sólo para expiar mis culpas...

Dejo así un amargo sabor en tus sensuales labios...

Irene Herrero"

Nunca más le volví a escribir. No le volví a ver, el no volvió al museo, ni a caminar por aquella ciudad cómplice de miles de amantes. Me quedé con la ilusión de revelarme ante su presencia.

Mientras escribía estas notas, decidí escribirle por curiosidad, quizás siga siendo ese mismo correo...

"Hola:
Sólo te escribo para decirte que te recuerdo con mucho cariño... encontré las cartas que hace 8 años te escribí, pero no recuerdo si alguna vez te dije quién era o por qué lo hice...

Ahora sólo quiero pedirte disculpas por aquel atrevimiento... No sé que ha sido de tu vida y sea lo que haya pasado, quiero también darte las gracias por haberme permitido imaginarte...

Un abrazo desvanecido en el tiempo...

Irene Herrero..."

He abierto mi alma y mi corazón al amor. He abierto el libro de mi vida una vez más para que conozcas qué tan bello puede ser todo para unos y tan trágico para otros. Una vez alguien me dijo que yo debía ser "bien mala" por que estaba "sola"... pero esa respuesta la leerás en otra entrada.

He amado, he sufrido, he llorado, he vuelto a amar, y he vuelto a sufrir... para mí el amor es un círculo vicioso del que no puedo salir...

Quiero volver a amar... aunque eso signifique que tenga que llorar...


PD: Hasta aquí llegó una historia, de esas que uno guarda con mucho cariño... esas que te llenan el alma de ilusiones y de esperanzas, pero que uno sabe que nunca llegaran a ser.

Hoy me despido de usted, señor, y le deseo la mejor de las suertes. Guardaré por siempre el recuerdo de su mirada; gracias por permitirme expiar mis culpas, por materializarme frente a usted, aunque haya sido a través de este maravilloso mundo del Internet...

Hombre Murciélago

Ampárame bajo tus alas,
hombre murciélago,
encantador de mis sueños
carcelero de mi cuerpo.

Llévame lejos con tu vuelo eterno...

Tu canto adormecedor
cautiva mi silencio
y tu mirar atento
despunta mis nervios

¡Cuanto ansío acariciar
tu frágil cuerpo,
a su vez robusto,
a su vez pequeño!


©2003 Maria Irene Torres